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La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el tema favorito del marketing y la publicidad. Se la celebra como si pudiera resolver cualquier problema, desde automatizar procesos hasta multiplicar campañas en segundos. Pero surge una pregunta clave: ¿se está usando la IA con verdadera estrategia o solo como moda pasajera?

La abundancia sin dirección

Hoy, muchos en la industria ven la IA como un buffet infinito: hay de todo, pero sin criterio acaba en indigestión. Crear 50 variantes de una campaña no sirve si el mensaje es vacío y no logra captar la atención.
El error está en creer que más automatización significa más impacto. En realidad, hacer de todo con IA lleva directo a la mediocridad.

La estrategia comienza con decir “no”

Kristina Bonitz, fundadora de la consultora Serotonin, lo explica con claridad: la estrategia real empieza con la renuncia. No se trata de hacer menos, sino de hacer lo correcto.
Decir “no” a tiempo ahorra dinero, recursos y credibilidad. Elegir dónde aplicar la IA con foco específico genera resultados tangibles. Pretender usarla como brújula universal solo lleva a perderse en todas direcciones.

El problema no es producir, es captar atención

La IA puede multiplicar contenidos a una velocidad nunca vista. Pero la atención del público es limitada. Ese es el recurso más escaso del marketing.
Por eso, lo importante no es cuánto produce la IA, sino cómo ayuda a construir mensajes que realmente conecten. Un exceso de automatización sin propósito termina generando ruido estratégico y alejando a la audiencia.

La IA como herramienta, no como solución mágica

El verdadero superpoder del marketing no está en tener todas las opciones, sino en saber elegir las mejores. La IA acelera procesos, pero también acelera errores si no hay un plan detrás.
El futuro no será de quienes hagan más, sino de quienes tomen mejores decisiones. Y la IA, bien utilizada, puede ser una aliada poderosa para lograrlo.

Conclusión: enfoque por encima de moda

La IA aplicada al marketing no garantiza inteligencia, pero sí velocidad. Eso obliga a usarla con estrategia, claridad y foco. Solo así dejará de ser un recurso arbitrario para convertirse en una herramienta realmente efectiva.

¿Vos qué pensás? ¿Creés que las marcas están usando bien la IA en marketing o todavía falta encontrar el rumbo? ¡Dejá tu comentario!

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