La situación económica global está impactando directamente en la forma en que los consumidores compran y deciden. La incertidumbre, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo han creado un escenario donde la cautela domina las decisiones de compra. Según un estudio, la mayoría de las personas percibe el contexto económico como “poco favorable” o “terrible”, y actúa en consecuencia: gasta menos y prioriza lo esencial.
Un consumidor más consciente y selectivo
El 66% de los encuestados califica la economía como negativa, aunque en España ese número baja al 53%. Esta percepción pesimista se traduce en hábitos de compra más prudentes: el 43% planea reducir gastos en los próximos meses y más de la mitad ya recortó su consumo durante el último año. Las grandes compras, como autos o viviendas, se aplazan. Las pequeñas decisiones, en cambio, se analizan con más cuidado. La relación calidad-precio es el factor más determinante al elegir un producto, seguido por la confianza y la usabilidad de las marcas.
Brecha generacional en la percepción económica
El informe muestra diferencias claras entre generaciones. Mientras que los baby boomers son los más críticos —solo un 25% considera buena la situación—, los millennials y la Generación Z son más optimistas, con valores que rondan el 32% y 33% respectivamente.Esta brecha refleja cómo las nuevas generaciones, acostumbradas a la incertidumbre, están más dispuestas a adaptarse y a seguir consumiendo, aunque con un enfoque más racional y comparativo.
Marcas que inspiran confianza y valor real
En este nuevo escenario, el consumidor exige transparencia y coherencia. Ya no basta con prometer valores: las marcas deben demostrar con hechos su compromiso y relevancia. La empatía sigue siendo importante, pero debe ir acompañada de acciones concretas, mensajes claros y productos con beneficios tangibles. Las empresas que logren combinar emoción y utilidad serán las que mantengan la conexión con un público cada vez más exigente y analítico.
Redes sociales y fast commerce: nuevos hábitos de búsqueda
Las redes sociales se han convertido en la principal guía de descubrimiento de productos. El 55% de los consumidores prefiere Instagram o TikTok para encontrar nuevas marcas, aunque el 52% se queja del exceso de publicidad. Esto deja una lección clara: las marcas deben priorizar la calidad sobre la cantidad y ofrecer contenido de valor real. Además, las plataformas de “fast commerce” como Shein y Temu ganan terreno: un 32% compra allí al menos una vez al mes, atraído por precios bajos y entregas rápidas.
Conclusión: prudencia, conexión y valor
En medio de una coyuntura compleja, emerge un consumidor más prudente, selectivo y exigente. Quiere marcas que comprendan su situación, le hablen con transparencia y le ofrezcan productos útiles a precios justos. El reto para las empresas está en adaptarse sin perder autenticidad, construyendo vínculos basados en confianza y valor.
¿Notás este cambio en tu propio consumo? Contanos en los comentarios cómo creés que deberían responder las marcas ante este nuevo consumidor más consciente y exigente.