Por Gabriel Horowitz
Imaginemos que pasaría si existiera un idioma en el cual todas las preguntas tuvieran respuesta. Si yo preguntara: ¿Lloverá mañana? La respuesta sería: No sé. Mientras que si lo tradujera a ese idioma mágico y preguntara: Will it rain tomorrow?, yo mismo podría contestarme: Claro, mañana lloverá de cinco a seis y media.
Si un idioma así existiera, supondría una ventaja increíble para aquellos que lo dominaran. Si fuera así, su estudio debería ser obligatorio en todas las escuelas del mundo. Lo cierto es que ese idioma existe y, como era de esperar, se enseña en todas las escuelas del mundo desde que se inventó la educación pública. Ese idioma no es el inglés, es la matemática.
Traducir la descripción del comportamiento de un sistema al lenguaje matemático permite predecir su comportamiento. Esta traducción se llama modelado y solía ser una actividad central y distintiva de las ciencias duras. Aún hoy sigue siendo una actividad central de las ciencias duras pero ya yo solamente de las ciencias duras. El campo de aplicación del modelado matemático es cada vez más amplio.
Un ejemplo reciente es el modelado del comportamiento de los consumidores en general y los de internet en particular. En este campo, se utilizan herramientas estadísticas para seleccionar las mejores ofertas, diseñar páginas web más atractivas, agrupar productos o tipos de consumidor, entre otras cosas.
Tanto en la física como en el marketing, el principal desafío no pasa tanto por la resolución del problema matemático como por el planteo del problema y su traducción al lenguaje matemático. Ese proceso, en el límite de dos disciplinas es un campo fértil para la aparición de nuevas ideas. Por eso, pienso que en el futuro veremos cada vez más gente con un perfil mixto entre marketing y matemática.
“El idioma del futuro” fue escrito por Gabriel Horowitz, Doctor en Química de la UBA y desde hace 13 años, investigador en la Dirección de Tecnología de YPF.
Interesante artículo; pero pienso que el aprendizaje del futuro se encaminará más hacia las ciencias humanas, que hacia las ciencias exactas, en rescate al grave daño ambiental del planeta y a fin de evitar la autodestrucción de la raza humana. Lamentablemente, los complejos comportamientos, decisiones e ideas de los hombres están fuera de las predicciones matemáticas.
Gracias por tu aporte, Martín. Un saludo!