Imaginemos un día como hoy pero de 1880, por ejemplo. De entrada, tenemos que despertar. Primer problema, no tenemos un smartphone ni siquiera un BlackBerry que nos sirva como despertador. Supongamos que de alguna forma nos despertamos, ahora el desayuno, a sacar la leche de la heladera. Ups, las heladeras domésticas no se inventaron hasta 1913 y esa leche que está en la mesa desde ayer, caducó a falta de conservantes. Bueno, después de una jornada aburridísima en la oficina (no, perdón, en la fábrica), es hora de volver a casa. Cosa que no es nada segura, especialmente de noche que falta de iluminación, ya que Alba Edison recién estaba inventando la bombita. La realidad es que hubiese sido más fácil, pero no lo podemos imaginar porque hay varias profesiones que se extinguieron con el tiempo y seguro no conocías.
Te dejamos acá las que encontramos:
Acomodador de bolos
Es un misterio lo que pasa con las bolas y pinos al final de la pista del bowling. No siempre era así: antes existían seres humanos que tenían como objetivo de vida acomodar los pinos para que la gente pudiera divertirse, sin problemas.
Despertadores humanos
Hace tiempo había individuos destinados a una molesta tarea: despertar a la gente temprano para que vayan a ser explotados a la fábrica. Una molesta tarea pero necesaria. ¿Le habrán dicho “¡cinco minutitos más por favor!”? Y otra: ellos despertaban a la gente, pero ¿quién los despertaba a ellos?
Cortadores de hielo
Como ya habíamos dicho, no existían heladeras. Lo que sí siempre hubo en la tierra fue hielo y la gente compraba barras de hielo para mantener todas las cosas que querían mantener frías y, así, nació otra profesión: cortadores de hielo profesionales. Ellos cortaban las barras de hielo de acuerdo al presupuesto y necesidades del que lo solicitaba.
Lechero
Estos personajes, además de embarazar a esposas ajenas, cumplían una tarea importante en el día a día del pasado. Ellos eran los que llevaban la leche, fresca, a las casa. Esto no era menor, ya que la leche de larga duración no existía y sólo era tomable durante un par de días.
Encendedores de lámparas
Thomas Alba Edison dejó sin trabajo a todas aquellas personas que tenían como noble oficio ir de lámpara en lámpara dándole luz para iluminar las calles con llamas. Una lástima para ellos. En una segunda reflexión, tal vez ahora se dedican a cambiar los focos. No están tan mal.
Veleros
A los que definitivamente dejó sin trabajo el señor Edison, o por lo menos muy pobres, fue a los desventurados veleros. Se dedicaban a comercializar velas. Las velas que alumbraban nuestras cenas, nuestras fiestas, nuestra habitación, nuestras casa, nuestras vidas. No tener velas era, prácticamente, ser inútil de noche, hasta que llegó la electricidad y con ella, la bombita de luz.
Centralista telefónica
Cuando la tecnología del teléfono recién arrancaba (algo así como los iPads ahora) había un grupo de mujeres cuya labor era conectar a las distintas líneas para que pudieran hablar entre ellas. Claro que no eran tantas y cuando hubo mayor número de líneas alguien pensó “Hey, ¿y si hacemos un conmutador automático en vez de emplear a miles de centralistas telefónicas?”. Ese fue el fin de la centralista telefónica.
Operador de telégrafo
La gente siempre necesitó comunicarse, pero antes de Whatsapp, del sms, del inbox, del DM, del e-mail del teléfono e incluso antes del MSN, estaban las cartas. Ahora que si el tema era urgente, una carta no era lo suficientemente rápida, y se recurría al telegrama. Y para mandar un telegrama uno se ponía en contacto con un operador del telégrafo al cual la gente le dictaba el telegrama con la menor cantidad de palabras posible (se cobraba por palabra) y él se encargaba de que llegara. Se cuenta que el último telegrama fue mandado por un operador de telégrafo que se quedó sin trabajo a otro y decía lo siguiente: Lamento-Extinción-Telegrama.
Cazadores de ratas
Antes las ratas eran animales repugnantes, sucios, portadores de enfermedades y daban miedo a todas las mujeres del mundo. Bueno, ahora también, pero antes había un grupo de valientes hombres que se dedicaban a cazar a estos roedores con el fin de que las enfermedades no se convirtieran en epidemias.
Escucha aviones enemigos
Nobles solados, dispuestos a quedarse en las afueras de la base, unidos a una máquina aparatosamente ridícula, con el objetivo de escuchar aviones enemigos aproximarse y alertar a tiempo a sus oficiales. Esa ridiculez llegó a su fin cuando algún genio inventó el radar.
Hombre que leía en las fábricas
Imaginemos una jornada laboral sin Facebook, sin Twitter, sin YouTube o sin el compañero que nos hace reír todos los días. Probablemente la taza de suicidios se elevaría por los cielos. En la antigüedad, para evitar suicidios, nuestros tatara–tatara-abuelos les pagaban a ciertas personas para que les leyeran mientras ellos trabajan.
Fuente de Profesiones que se extinguieron con el tiempo