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Los programadores, ingenieros de software y data scientist tienen alta demanda en la industria tecnológica. Las compañías gastan millones de dólares en reclutarlos, y tienen beneficios como permiso pre y post natal extenso, tratamientos de fertilidad, cerveza gratis y vacaciones en el momento que se soliciten para atraerlos. Esto significa que los prospectos de empleado tienen peso, y algunos están utilizándolo para hacer que las compañías cambien.

Los constructores de tecnología están rechazando ofertas laborales de empresas que consideran poco éticas y con las que no concuerdan en políticas y cultura laboral. El movimiento es visible en twitter bajo el hashtag #TechWontBuild, donde varios trabajadores han compartido la forma en la que rechazan entrevistas con compañías como Amazon y Salesforce, bien porque no están de acuerdo con las prácticas de la compañía o porque no quieren ayudar a construir sus productos. Las acciones de unos pocos seguramente no cambiarán las políticas corporativas, pero la tendencia puede indicar un problema profundo para los reclutadores si las compañías no cambian y hacen seguimiento.

Por ejemplo, cuando Matt Meshulam, un ingeniero de software de Chicago, recibió un correo de reclutamiento de Amazon, él ya sabía que no iría a la entrevista. “En los últimos tiempos he leído mucho acerca de cómo proveen de tecnología a Palantir, además de sus prácticas en los centros de distribución y su gran contrato potencial con el Departamento de Defensa” declaró Meshulam a BuzzFeed News, mientras hacía pública en twitter su respuesta a la oferta al publicar el email que envió a Amazon “No estoy dispuesto a considerar oportunidades en Amazon mientras esta compañía venda tecnología de reconocimiento facial a agencias gubernamentales de seguridad, y propicie la separación de familias de inmigrantes de parte del ICE al proveer tecnología a Palantir”

Meshulam también ha observado cambios en la industria de tecnología “Las personas están despertando, dándose cuenta de que no tienen poder de opinar en lo que están construyendo, no tenemos muchas oportunidades de cambiar cómo se ve nuestro lugar de trabajo […] Y las personas están empezando a darse cuenta… Hay poder de negociación subutilizado.”

Esto aplica también para quienes actualmente trabajan en esas compañías: miles de trabajadores de Amazon, Google, Microsoft y Salesforce han firmado peticiones solicitando a la gerencia que cancele contratos con agencias gubernamentales, incluyendo el ICE, CBP y el Departamento de Defensa. En junio, los empleados de Google tuvieron éxito al conseguir que la compañía no renueve su contrato para construir armamento mejorado con IA para el Pentágono. Comunicarse con los reclutadores es una manera en que los constructores de tecnología pueden influir, incluso si no trabajan para las compañías.

 

Amazon escribió un mail como respuesta a periodistas “Durante los últimos tres años, Amazon ha recibido millones de aplicaciones de trabajo y crecido más de 300k de empleados. Damos la bienvenida a varios puntos de vista en un variado rango de tópicos, y estamos complacidos de la data independiente que dice que Amazon es admirado como un gran lugar para trabajar”, mientras que Salesforce se negó a declarar.

Por esto mismo Will, un ingeniero de software que habló con BuzzFeed News (pidió que se usara solo su primer nombre), comentó que estaba buscando mudarse a la Costa Este, declarando que aunque la oferta de Amazon era buena, la compañía estaba demasiado moralmente comprometida para considerarlo; por lo que contestó el correo de reclutamiento de Amazon de la siguiente manera: “Mientras que estoy seguro de que esta podría ser una gran oportunidad, no tengo interés en trabajar para una compañía que tan alegremente cede la infraestructura en la que ICE confía para mantener seres humanos en jaulas, que vende tecnología de reconocimiento facial a la policía y que trata a los empleados de sus centros de distribución como menos que humanos”. Aunque su mensaje fue escrito por impulso, no sabía que muchos otros habían contestado de la misma manera hasta que vio sus tuits, lo que le hizo sentir empoderado.
“El hecho de que los demás hayan tenido la misma idea por sí mismos implica que hay muchas más personas haciendo lo mismo. Y si somos suficientes, los reclutadores tendrán que decir algo en algún momento, o al menos reportarlo a sus superiores”. Si bien el reclutador nunca contestó el mensaje de Will, otros si han recibido respuesta a sus declinaciones. Meshulam, por ejemplo, recibió un correo agradeciendo su candor e informando que se comunicarían con él en caso de realizar esos cambios. La ingeniera de Dropbox Anna Geidusheck también rechazó una oferta de Amazon y recibió una respuesta sorprendida: “Wow. No tenía idea de esto. Le haré llegar esto a la directiva. Por lo general son muy proactivos en este tipo de asuntos”

 

John Sullivan es un profesor de la Universidad de San Francisco, y un consejero para labores de reclutamiento de compañías como Facebook y Google, informa que estos trabajadores calificados “Literalmente, reciben ofertas de trabajo dos veces por semana”, y tanto si es un asunto de diversidad como de sustentabilidad “lo que sea que a la gente le importe, a ti también debe importarte”. Señala que muchas compañías sin duda van a tener problemas porque “los reclutadores realmente no le hacen seguimiento, de forma que no tienen un documento con la data que indica ‘estamos perdiendo gente por esto’[…] Aun no han hecho la conección, pero es real”.

En opinión de Will Husinger, CEO de Riviera Partners (una firma de reclutamiento tecnológica con oficinas en San Francisco y Silicon Valley), es poco probable que los ejecutivos deban preocuparse de algunos ingenieros que rechazan oportunidades laborales. “Por cada ingeniero o ejecutivo que toma una posición moral o ética, hay 99 del lado de la contribución individual tecnológica y 9 del lado ejecutivo que van a acercarse a la compañía si allí es donde quieren trabajar”. La preocupación de compañías debería estar en retener a los empleados que tiene. “Si creen que la compañía […] está haciendo cosas que son antítesis de lo que decidieron que quieren tener como norte en su carrera profesional […] ellos serán los que respondan la llamada de un reclutador mientras dicen ‘Esta compañía está haciendo cosas geniales, y no están trabajando con ICE’”.

Este es el caso de Tyler Breisacher, luego de que en abril Google reconociera haber proveído tecnología de inteligencia artificial al gobierno estadounidense en el programa llamado Project Maven. En esta exitosa protesta, miles de empleados hicieron escuchar su desacuerdo y firmaron una petición para terminar la relación con el Pentágono. En una acción sin precedentes, una docena de empleados renunció a Google; Breisacher entre ellos. Para él, los líderes de Google no estaban especialmente comprometidos con el motto de la compañía: “No hagas el mal”.

Renunciar a un trabajo bien pagado no es una decisión fácil, pero eso no cambia el hecho de que muchos actores de la tecnología quieren ser parte de un cambio positivo para la sociedad. “Google es cómodo en términos de comida gratis y viajes en autobús para ir y volver del trabajo cada día […] Definitivamente es difícil convencer a la gente para que se vaya. Tengo amigos que se han quejado de las mismas cosas y no se han ido aún. Sin embargo, más personas están pensando en lo que hacen y el efecto que tienen en el mundo”.

La reputación de Google no es la de una prisión, es conocida por proveer comodidades a sus empleados y por valorar la energía limpia, el flujo libre de información y la diversidad. Sin embargo, una nueva protesta se está desarrollando dentro de la compañía por los planes de crear una app de búsqueda para China que cumpla con las reglas de censura de Beijing.

La colaboración de compañías de tecnología con ICE ha sido especialmente controversial en los últimos meses, y ha llevado a protestas en diversas compañías: En Microsoft, más de 100 empleados firmaron una carta de protesta al trato de US$19.4 millones por concepto de Cloud Computing con la agencia gubernamental, y una iniciativa similar se dio en Amazon. Un nuevo giro es que no todas las protestas vienen de empleados con puntos de vista liberales: en Facebook, un grupo de 100 trabajadores con puntos de vista políticos conservadores declaró que dentro de la compañía existe intolerancia con todo lo que no sea liberal, sin generar mayores cambios.

 

En agosto se dio un incidente de dos días que sacudió el significado de software libre y ética en software, cuando los desarrolladores de Lerna banearon a Palantir, Microsoft, Amazon, la Universidad Noreste, Motorola, Dell, UPS, Xerox, LinkedIn, y la Universidad Johns Hopkins de utilizar su software libre contraviniendo la licencia MIT. Jamie Kyle, uno de los principales responsables del ban y un líder dentro de Lerna, fue retirado del proyecto de software libre el 30 de agosto. “Recientemente me ha llamado la atención que muchas de las compañías que reciben millones de dólares de ICE también están usando el software libre que ayudé a construir”, declaró Kyle, “No es algo nuevo que las personas puedan usar código abierto para el mal, es parte del trato. Pero es muy difícil para mí echarme a un lado e ignorar lo que estas compañías están haciendo con mi código”. “Creo que toda la tecnología es política, especialmente la de código abierto […] Creo que la industria tecnológica debería tener un código de ética como la ciencia o la medicina. Trabajar con ICE en cualquier nivel es vender la moral. No estoy en obligación de tener un estricto código ético que permita a todos usar mi software de código abierto si las personas que utilizan el código no siguen el mismo código ético.”

La modificación de la licencia de código de Lerna originalmente fue apoyada por otros desarrolladores del proyecto, pero la decisión polarizó a la comunidad: mientras algunos aplaudían su posición contra las violaciones de derechos humanos de ICE, otros condenaban su violación al espíritu del código abierto. Eric Raymond, fundador de la Iniciativa de Código Abierto y uno de los autores de la definición del código abierto, indicó que la decisión de Kyle violaba la quinta cláusula de esta definición, que prohíbe discriminar personas o grupos. No es certero si Kyle pudo haber accionado legalmente respecto a su código.

Daniel Stockman, quién ha sido el contributor más importante de Lerna el último año, comparó los cambios de Kyle con una licencia de uso controversial creada en 2002 por el prominente desarrollador Douglas Crockford, que es una modificación del MIT que incluye la frase “este software debe usarse para el bien, no el mal”. El jueves en la mañana, Stockman eliminó a Kyle como contributor de Lerna debido a violaciones al código de conducta de Lerna y se disculpó por los cambios, describiendo el cambio de licencia como una decisión equivocada que “era inaplicable”.

 

Sin embargo John Sullivan indica que en los últimos dos años ha escuchado con mayor frecuencia estudiantes que indican que se rehusarían a trabajar para compañías de tecnología, especialmente Amazon. “Si hablas con estudiantes universitarios y preguntas ‘¿Quieres trabajar para esta compañía?’ te contestan ‘De ninguna manera, no, no hay forma’. Pero cuando hablas con los reclutadores no los escuchas decir ‘Tenemos que cambiar la forma en la que nos manejamos porque está afectando nuestra capacidad de reclutar’” dice Sullivan.

Sullivan compara el fenómeno con el de Uber luego del destape de acoso sexual y discriminación que le costó US$100 millones en reclutas porque el talento fue a otra parte; mientras a corto plazo un contrato lucrativo con el gobierno de los Estados Unidos permite perder nuevos reclutas, a largo plazo se evidenciará el costo real. “En algún punto, de 6 meses a un año de este momento, recursos humanos va a recibir una reprimenda de los ejecutivos diciendo ‘Hay una conexión, necesitamos dejar de hacer negocios de esta manera o venderlo mejor, porque hay demasiadas opciones’ […] Los ejecutivos piensan que los negocios son negocios. Ciertamente esa es la respuesta de Google – ‘¡Hacemos un montón de dinero de esto!’, y en Amazon hablan de reconocimiento facial como si fuera el futuro. Los ejecutivos no quieren detener el curso, y no saben manejarlo cuando los empleados dicen ‘No. No voy a tolerarlo’”

Para Geiduschek, el mail de Amazon se sintió como una oportunidad de compartir su desacuerdo con lo que Amazon está haciendo de una forma que realmente haga a las personas escuchar. “Si solo soy yo, nada va a cambiar” dijo “pero si una décima parte de la fuerza de trabajo amenazara con renunciar, o si sintieran que el 10% de sus prospectos están rechazando cuando podrían tomar el trabajo, entonces creo que el cambio estaría en el radar de los ejecutivos”.

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