Al descargar un juego o colocar un cd, sabés que el juego que estás a punto de jugar va a tener calidad perfecta. Conocés tu pantalla y tu equipo a la perfección, y si podés jugar o no no depende de tu ancho de banda. Aunque eso podría estar a punto de cambiar, si realmente llega el Netflix de los videojuegos.
Así como la plataforma de streaming revolucionó la forma de ver televisión, diversas compañías de videojuegos están compitiendo para ser la nueva forma de jugar, buscando poner al alcance los jugadores amplios catálogos, por un fee mensual. Esto para muchos jugadores podría resultar más rentable que comprar un juego al mes, pero hay varios aspectos en los que la industria de los videojuegos es diferente a la de las series y películas. Para empezar, el streaming de películas y series es una vía unilateral, directo de la compañía a tu televisor, pero el streaming de videojuegos es una calle de dos vías. Cada vez que presionás un botón, la señal viaja cientos, tal vez miles de kilómetros hasta el servidor en el que se está corriendo el juego. Y luego la señal vuelve a vos en, representando el comando que diste al presionar el botón. Un lag significativo tendría como resultado que tus acciones no van alineadas con lo que ves.
La idea de streaming de videojuegos no es nueva. OnLive lanzó un servicio en 2010 que permitía a los usuarios hacer stream de juegos en alta definición a través de una microconsola o app dedicada. Pero muchas veces el producto sufría de lag y baja resolución, por lo que fracasó a nivel comercial apenas dos años después. Sony compró la compañía 2 años después y sumó su tecnología a Play Station Now (a la venta desde 2014).
Sin embargo, Play Station Now no ha hecho el número de suscriptores que uno podría esperar. Sigue enfrentando los mismos problemas de OnLive (en términos de velocidad y resolución), por lo que los jugadores con una conexión estable de alta velocidad disfrutarán mucho más que aquellos con menor ancho de banda o ubicados en una zona con mayor densidad de usuarios. Aunque el servicio ha mejorado con el tiempo, sumando títulos de PS4, PS3 y PS2 y que permitiendo la descarga de juegos (para jugar offline, pero con la suscripción), todavía no está listo para un full streaming de juegos.
Para las compañías interesadas en desarrollar un servicio de streaming, muchos de los problemas técnicos podrían solventarse con una mejora en la infraestructura de banda ancha en los años por venir. Xbox Game Pass ya tiene un modelo de streaming, y Google está probando un nuevo servicio llamado Project Stream desde el 5 de octubre en Estados Unidos, permitiendo a un número límitado de personas jugar Assasins Creed: Odyssey a través de streaming, con los únicos requisitos de tener instalado Google Chrome y contar con una conexión de 25 Mbps.
La incursión de Google elimina una de las variables del streaming de videojuegos: la distancia física del servidor. Con la nube, Google está en casi todas partes, y su presencia es más dominante que la de su competidor inmediato, Microsoft, que cuenta con servidores en 140 países a nivel mundial gracias a su sistema para empresas, Azure. Esta es una ventaja con la que no cuentan EA y otras compañías con los ojos puestos en el streaming, para las que será difícil desarrollar el mismo nivel de infraestructura de servidores, y probablemente alquilen servidores ajenos para llevar a cabo sus procesos. Queda la situación del ancho de banda.
Seguramente esta plataforma (que aun no existe, o no ha sido perfeccionada) sea una plataforma que invierta en desarrolladores. Netflix ha invertido en contenido original (US$6 billones en 2017) para diferenciarse de la competencia y atraer nuevos clientes. Por ejemplo, Microsoft ha estado comprando estudios (este año adquirió el quinto), y es una apuesta segura que algunos de esos desarrolladores trabajarán en contenido exclusivo para la plataforma de streaming de Microsoft. Pero esto son conjeturas no más.
Sin duda, descargar o jugar desde un cd son las mejores maneras de jugar por el momento. Cuando el juego por streaming llegue de forma definitiva, los problemas serán caidas de internet, segundos de lag, y el terror de que retiren el juego que estabas a punto de terminar del catálogo sin avisar (pensá en todas las veces que tenías pensado ver una peli en Netflix y ya no estaba en el catálogo). La victoria vendrá de la mano de la conveniencia de poder jugar el juego que querás entre una librería de cientos, constantemente actualizada. Seguro, todavía podés comprar, pero sería un gasto extra cuando podés tener el mismo título y otros muchos con una suscripción mensual.
Probablemente sea necesario estar suscrito a varias plataformas de streaming (como Microsoft xCloud, EA Origin Access Premier, Project Stream) para acceder a todo el contenido exclusivo. Ubisoft podría explorar este formato, y podría hacerlo acompañado por otros estudios y desarrolladores, aunque hay que esperar los resultados de su prueba junto con Google.
La competencia apenas empieza, pero pronto sabremos qué plataforma cumplirá con todos los requisitos de los gamers y ocupará el lugar de Netflix de los videojuegos.