Hace más de un siglo, John Wanamaker, un visionario del retail estadounidense, pronunció una frase que se convirtió en un clásico del mundo del marketing digital:
‘La mitad del dinero que gasto en publicidad se desperdicia; el problema es que no sé cuál mitad’.
En aquella época, medir el impacto de las campañas publicitarias era prácticamente imposible. La efectividad de una campaña quedaba en el aire, sin datos ni certezas.
Hoy, esa frase parece tener más vigencia que nunca: la era digital transformó este panorama por completo. Con los medios tradicionales, como un cartel publicitario en la calle, un comercial en televisión o un jingle en radio, es imposible saber a ciencia cierta cuántas personas realmente estuvieron expuestas a ese anuncio, cuántas lo recuerdan o menor aún si esa publicidad generó ventas.
Sin embargo, en el mundo digital, si bien no es la panacea y no tenemos una respuesta perfecta, sabemos que la historia es diferente: podemos medir cuántas personas vieron un anuncio, interactuaron con él e incluso (y fundamentalmente) cuántas se convirtieron finalmente en clientes.
Este avance ha hecho que el concepto de funnel de ventas sea la clave, y hoy más que nunca. Porque decidir invertir en publicidad tiene que tener como contrapartida la necesidad de tener un Retorno de la Inversión (ROI).
Por eso, si hay algo que siempre repito es que no se debe contratar a una agencia de marketing digital solo porque hace anuncios lindos, graciosos o recordables. El marketing digital fue creado para ayudar a vender. Así que “si el anuncio es solo lindo, deberías llevarlo a un museo o inscribirlo en un festival de publicidad”. Quizá ganes premios, pero no me atrevería a decir que necesariamente vayas a generar ventas.
Al final, nuestro posicionamiento en Interactivity es claro: comunicación efectiva que no solo sea visualmente atractiva, sino esencialmente útil. Porque en este mundo digital, cada vez hay menos espacio para gastar recursos en estrategias de marketing que no generen resultados.
Porque no se trata de gastar en publicidad digital, sino en invertir en ella.