Incluso los mejores sistemas de salud del mundo están fragmentados. “Tenés hospitales, clínicas comunitarias, médicos generales, especialistas, clínicas de diagnóstico, y muchas más” dice Matt Jackson, líder de la investigación de Blockchain en el Institute on Governance de Canadá. En algunos lugares, como Reino Unido o Canadá, hay sistemas nacionales para intercambiar historias médicas, pero son vulnerables a los hackers. EN Estados Unidos y varios otros países la salud combina salud pública y privada, lo que significa que sus datos están aún más fragmentados, por lo que el sistema público puede tener data que tu médico privado desconoce, y a la inversa.
Hay muchas razones para dar acceso a un tercero a tu historial médico. Tal vez acabás de mudarte de ciudad y querés darle acceso a los nuevos doctores a tu historia, tal vez querés que una clínica cercana tenga toda tu información en caso de emergencia, tal vez querés que tu prescripción te espere en la farmacia.
John Halamka, jefe de información del Centro Médico Beth Israel en Boston, Massachusetts (Estados Unidos), empezó a trabajar en 2016 con científicos del MIT para encontrar una solución a estos parches de información médica utilizando blockchain. Publicaron su proyecto en Agosto de 2016, explicando su propuesta de un sistema que pueda ayudar a intercambiar data entre bases de datos dispares. Llamaron al proyecto MedRec.
Andy Lippman, investigador científico senior en el MIT, es coautor del trabajo junto con Halamka. El sistema que diseñador utilizará el software de Ethereum -que a diferencia de bitcoin, puede integrar contratos inteligentes- para construir un blockchain privado, uniendo proveedores de servicios de salud y permitiéndoles compartir su data. Probablemente lo mejor de este proyecto es que el paciente crea un contrato inteligente específico en el blockchain que solo él puede firmar criptográficamente.
Uno de los beneficios es la seguridad, indica Lippman. “La distribución hace los sistemas más seguros, porque no hay un solo lugar que pueda fallar o ser atacado”. Los proveedores de salud corren un programa modular para acceder a la base de datos, de acuerdo con las instrucciones de los contratos inteligentes que son iniciados por el paciente.
Este módulo hace tres cosas centrales: Primero, permite a proveedor accesar a la data cuando el blockchain instruya la entrega. Segundo, ejecuta las instrucciones del paciente cuando se necesite, enviado data a la farmacia o al especialista para referencia (asumiendo que el paciente haya dado su consentimiento). En tercer lugar, el módulo localiza recursos de cómputo para mantener el blockchain.
Este proyecto también propone el avance a la Web 3.0, donde la información de cada individuo es privada y manejada por el individuo, no por grandes compañías de la información.
La primera era del internet (Web 1.0), estaba caracterizada por su apertura, basada en el consenso global de mecanismos para páginas web. “Todos llegan a un acuerdo como comunidad de usar HTML, y tu navegador puede mostrar páginas de distintas personas, a diferencia de cada compañía haciendo páginas de distintas maneras”, explica Lippman.
Cuando el internet maduró, compañías como Facebook y Google monopolizaron áreas de la información (data de búsquedas, data social), separándolas en silos y bases de datos cuidadosamente guardados. Esta es la Web 2.0.
La era que aún está por venir (Web 3.0) usará tecnología blockchain para permitir a los usuarios recuperar el control de su información personal, regresando el internet a sus raíces individualistas y acabando con los monopolios de bases de datos.
“Lo lindo de las historias médicas es que todavía no hay un Facebook para ellas” dice Lippman. “Así que tal vez podamos, en un tiempo acertado, hacer lo que estamos haciendo, qué es un diseño universal, abierto y no comercial, casi como diseñar una web y HTML para historias médicas.”
Diego Espinosa es el CEO de Linnia, una startup que está intentando construir una plataforma de intercambio de datos de estilo de vida y salud en el blockchain de Ethereum, y explica que “Web 2.0 es cuando una autoridad central básicamente te hace seguimiento, utiliza esa data para ayudarte -y también gana dinero de esa información alquilando los algoritmos que resultan de toda esa información a la industria publicitaria.” “Todos los gigantes de la Web 2.0 lo hacen, ese es su modelo de negocios. La Web 3.0 es: Ahora somos dueños de nuestra data, tenemos control sobre ella, y necesitamos autorizar a otros para verla.” “El motivo por el que blockchain hace esto posible es que podemos tener data decente en la que también podemos confiar. El blockchain es una base de datos inmutable y tiene otros atributos, como certificaciones firmadas digitales sobre cada uno. Estas dos cosas tienen la capacidad para mantener la data de un individuo – y de que esa data sea confiable para otros.”
Esto tiene ramificaciones respecto al manejo y control de la propia información sanitaria, explica Jackson. “So toda la información estuviera ligada a la identidad y control del paciente, podrían decidir quién puede ver qué. Tal vez un especialista en rodillas no necesita acceder a tu historia de salud sexual. Blockchain permitiría este nivel de control personal […] Sin mencionar que los pacientes de hecho podrían ganar dinero por su información, con la opción de venderla a estudios médicos de investigación o descubrimiento de nuevas sustancias”.
Esta posibilidad también pasó por la cabeza de Espinoza. Linnea, a diferencia de RedMec, es una compañía comercial; aunque empezó como un “protocolo de data para la salud”, ha ampliado su alcance y el tamaño de sus ambiciones. Para Espinosa, Linnea se ha convertido en una oportunidad de cambiar la forma en la que se concibe la salud y la vida. “La idea era que debía empezar con seguimiento” dice Espinosa. “No necesariamente hablamos de todas las idas y venidas de información cuando vas a un centro de salud. Hablo de tu genoma, tu nutrición, la data de cuando te ejercitás. Incluso cómo fue el embarazo de tu mamá; de cuándo naciste, el genoma de tus padres. Tu microbioma. Todas esas cosas son importantes para maximizar tu salud durante tu vida, y todavía no les hacemos seguimiento.”
Esa data se mantendría en el blockchain, con el permiso para ser transmitida dado por el paciente a un proveedor a través del sistema, justo como en MedRec, con el agregado de que no es solo para proveedores de servicios. Podría compartirse esa información con “una compañía de seguros que quiere recompensarte”.
“El santo grial es que usamos todo este seguimiento para alimentar modelos de machine learning” continúa Espinosa. “ Y todos esos modelos identificaran patrones robustos y dirán ‘Si haces esto en tus veintes, hay un impacto en tus cincuentas, así que no quieres hacer esto’. Y esa causalidad, una vez se establezca en las mentes de las personas, puede ayudar a tomar las decisiones correctas. Porque ahora mismo es como ‘Hoy haré lo que quiere y me preocuparé cuando vaya a ver al doctor, pero en realidad mi salud es responsable de mi salud’. ¡Y en realidad no es así!”
“Si somos dueños de nuestra data, tenemos el control de nuestra data, también somos dueños de nuestra salud. Y ese es un cambio enorme”